J.J.D.R.
Franz Reichelt es un buen ejemplo del dramatismo y riesgo que supuso la carrera que emprendieron algunos hombres por lograr alcanzar el sueño de volar. Nació en Wegstädtl hoy día Steti (República Checa) en 1878. Su profesión era la de sastre y la moda parisina le abrió las puertas a una ciudad rebosante de vida y negocio. Procedente de Viena llegó a París en 1898 y en 1911 ya contaba con la nacionalidad francesa y le precedía una notable fama de buen sastre. Su negocio funcionaba, era feliz en París, pero para llegar a completar el círculo mágico que le llevase a la felicidad completa, deseaba con todas sus fuerzas conseguir volar.
FRANZ REICHELT Foto nl.wikipedia.org |
Seguramente Franz estuvo al tanto de los saltos realizados en paracaídas por Andrei Garnerin en 1797 desde 8000 pies de altura sobre la ciudad de Londres con un paracaídas de campana de seda y nada menos que 7 metros de diámetro, así como de los avances del italiano Joseph Pino en el diseño de paracaídas para los pilotos de aviación que fueron un rotundo éxito.
Franz se enfrascó en el diseño de un extraño traje con el que pretendía asombrar al mundo y demostrar que podía saltar desde una gran altura aterrizando posteriormente con cómoda elegancia. Para ello se enfrascó en investigar tratados y libros del genial Leonardo da Vinci, y fue diseñando sobre el papel sus primeros bosquejos. En su taller de la rue Gaiblon confeccionó sus primeras prendas, todas ellas muy alejadas de los diseños y estereotipos comunes, obsesionado con crear un traje de cuerpo entero que emulase la silueta de un murciélago que fue probando en maniquíes que lanzaba desde la azotea y que lógicamente terminaban destrozados en el patio de su vivienda.
Foto es.wikipedia.org |
Lejos de sentirse frustrado se dispuso a dar un paso más allá y, un buen día, se dirigió hasta la torre Eiffel donde después de ascender a gran altura suspendió su maniquí equipado con su traje de murciélago y lo lanzó sin más. El muñeco quedó hecho añicos ante las curiosas miradas de los parisinos que allí se encontraban.
Para los que le observaban con el gesto contrariado, algunos con irónica sonrisa y que fueron testigos de su desastroso ensayo, Franz Reichelt tuvo una rápida respuesta; el fallo está en que el maniquí es incapaz de abrir los brazos tras el salto y así es imposible mostrar las bondades del traje. Y concluiría por sentenciar que, para tener éxito, tendría que ser él mismo quien demostrase que su invento funcionaba.
Foto www.mailce.com |
La obstinación debió de ser sin duda alguna una de las características del carácter de Franz, ya que poco tiempo después del nefasto ensayo, se presentó ante los guardias de la torre para comunicarles su intención de saltar. Supongo que aunque Franz era un personaje conocido y respetado, los guardias debieron de tomarle por un pobre trastornado, y le indicaron que sin una autorización policial no le dejarían acometer su ansiada hazaña. Quizás pensaron que allí acabaría aquella anécdota, pero lo que no esperaban, era encontrarse de nuevo con Franz delante de ellos y portando en su poder una autorización policial la cual aún nadie entiende como pudo ser concedida. Para quedar eximidos de cualquier responsabilidad ante un fallo mortal, los mismos agentes que custodiaban la torre hicieron que Franz firmase un documento constatando que nada tendrían que ver en aquel experimento.
TORRE EIFFEL |
El día 4 de febrero del año 1912 Franz Reichel ascendió hasta posicionarse sobre los 90 metros que separa la primera plataforma de la torre Eiffel del suelo. Cerca de una treintena de periodistas acudieron a la cita, además de dos cámaras de filmación que fueron colocadas estratégicamente, una en la misma barandilla desde la que saltaría Franz y la otra a ras de suelo. La gente comenzó a agolparse en las inmediaciones del campo de Marte y las orillas del río Sena. Había autoridades policiales y muchos curiosos y amigos de Franz que hasta el último momento intentaron disuadirle para que no saltara.
Foto www.myspace.com |
Franz Reichelt contempló las hermosas vistas de París desde la primera plataforma de la torre Eiffel vestido con su negro y extravagante traje. Sin demasiados preámbulos se acercó hasta la barandilla y se dispuso a saltar. Las filmaciones de aquel día, muestran un claro titubeo en el cuerpo de Franz de apenas unos segundos, tras los cuales, dejó caer su cuerpo al vacío hasta que el pavimento lo frenó de golpe, dejando tras de sí un socavón de 15 centímetros como huella del trágico suceso.
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Murió al instante, puede que incluso su corazón se parase en el momento en el que fue consciente de que su invento había fracasado. Murió de manera trágica aquel 4 de febrero a la edad de 33 años, ante una multitud atónita y dos cámaras que filmaron el salto y que constituyen la prueba histórica de la locura de un hombre apasionado cuyo deseo de volar le costó la vida.
La tecnología ha minimizado mucho el riesgo inherente a ciertos deportes extremos, pero la sombra de la muerte siempre estará sujeta con un estrecho hilo a los talones de quienes se atrevan a pisar la línea que separa la lógica del estricto deseo.
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El pasado 23 de agosto saltaba la noticia del mortal accidente sufrido por el presentador y deportista Álvaro Bultó cuando practicaba en los Alpes suizos una modalidad de salto en paracaídas denominada Wingfly , donde el saltador viste un traje aerodinámico con el cual emulan a cientos de kilómetros por hora el vuelo de los pájaros. En esta ocasión el traje falló y el paracaídas de Álvaro no se abrió, costándole la vida.
SALTADOR WINGFLY Foto www.hola.com |
El 14 de octubre de 2012, el austriaco Feliz Baumgartner ascendió en un globo aerostático hasta la estratosfera para lanzarse al vacío desde 39.068 metros de altura, batiendo tres récords históricos y entrando en el Olimpo de héroes ilustres o locos amantes de la aventura y el riesgo más absoluto.
FÉLIX BAUMGARTNER Foto www.news.cnet.com |
Logros y tragedias como estas seguirán repitiéndose mientras el hombre tenga anhelos y sueños por conseguir objetivos extremos. Desde el trágico salto de Franz Reichelt, hasta el impresionante éxito de altura de Baumgartner, hombre y tecnología han conseguido traspasar barreras que se creían imposibles de superar tejiendo un estrecho vínculo entre superación, valor, técnica, y el deseo irrefrenable de verse y sentirse capaz de emular el vuelo grácil y estético de un ave.
Aportes y Datos:
Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Franz_Reichelt
Tejiendo el Mundo
http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2010/01/20/franz-reichelt-el-hombre-que-quiso-volar-desde-la-torre-eiffel/
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Locos, locos, locos.
ResponderEliminarPero sin ellos, el mundo no avanza.
Buen post Jorge.
Un abrazo.
Si amigo, a los soñadores les cuesta caminar por la vida diaria, ellos son pájaros reencarnados, no quieren ver la vida desde abajo, porque les es difícil andar por el asfalto que la vida equivoco al traerlos a este mundo… medio normal.
ResponderEliminarEllos prefieren tener sueños y volar, aunque les cueste la vida que todos vivimos y mas últimamente. Personas libres, que deciden seguir siéndolo a pesar de los obstáculos de la vida. Un abrazo amigo por otra entrada estupenda.
¡Valdrá la pena hacer la prueba?...Creo que no. Aunque hay que reconocer lo que dijo Eldany, que sin ellos el mundo no avanzaría
ResponderEliminarHola Jorge Donato , la verdad es que la locura de unos cuenatos es el progreso de la humanidad aun que con ello sea dejarse la vida , una entrada muy interesante , por otra parte muy lamentable lo del pobre Álbaro Bulto , a mi me gustaba mucho este deportista , y que tal estas llevando el final del verano , yo recien acabo de llegar de mis vacaciones , es una pena por que son muy cortitas , jajajajaja besos de Flor.
ResponderEliminarHola Jorge, pues la primera imagen no te creas que estaba muy lejos del traje que usan ahora los llamados hombres pájaro, es el eterno sueño del hombre el querer volar como las aves, pero con el paso de los años cuantas muertes se han de producir?, como suele pasar en todo lo que conlleva riesgo saben que están expuestos a eso, que también gracias a sus proezas o riesgos que corren también se descubren cosas nuevas, en fin una contradicción de sentimientos que nos llevan a todos a pensar el porque, y también y porque no si a ellos les gusta, como ha sido el caso de Albaro Bulto y tantos mas como el, gracias amigo una vez mas:)
ResponderEliminarBesos.
Ese es el precio que a veces tiene querer abrazar la libertad, para ellos seguro que no habría nada mejor.
ResponderEliminarEn estos casos no queremos entender que nosotros no somos pajaros, si ni siquiera sabemos andar o ponernos de pie como hacen el resto de casi todos los animales, jejejej como para volar, anda que no.
un abrazo amigo
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ResponderEliminarSegún iba leyendo recordaba el salto Álvaro y la verdad es que me sorprende que no haya más vidas, pero esta claro que si viven para ello, su orgullo sería morir por ello, digo yo, aunque a mi y a otros, nos parezca una locura. Un besazo.
ResponderEliminarMadre mia que tragedia.
ResponderEliminarLa verdad es que cuando alguien quiere cumplir un sueño es capaz de todo, sin duda alguna este sastre no tenia miedo a nada, y no cesó hasta intentarlo una y otra vez, hasta que se llevó su vida. Hay que luchar por los sueños, pero creo que hay que poner un poco de sentido común.
Aunque también es cierto que sin esta experiencia tal vez no hubiera evolucionado el traje hasta lo que conocemos hoy. Pero desgraciadamente la tecnología también falla, y se lleva vidas por delante.
A veces nuestra naturaleza curiosa y las ganas de experimentar nos juega malas pasadas.
Sin embargo, un vuelo así, debe ser absolutamente fascinante.
Besos mediterráneos.
¡ Como envidio la perseverancia y la lucha por lograr su sueño de este hombre ! tener sueños y luchar día a día por llevarlos a cabo es lo que nos hace querer seguir viviendo ,y, como dice el Refrán "Quién no se embarca , no se marea" si no nos arriesgamos en la vida como que esta carece de " chispa" . Yo admiro a todas las personas que luchan por sus grandes sueños.
ResponderEliminarMe ha encantado esta actualización, Jorge ! Gracias .
Un abrazo grande y gaditano.
¿Loco? Quizás sólo era un soñador más; pero un soñador que pudo ser el primero de muchos. Yo lo veo más como un valiente que jugó, se arriesgó y perdió. Son estos personajes los que nos sacan en cierto modo de la rutina de nuestra vida y ya sólo por eso, han ganado.
ResponderEliminarUn abrazo.
me ha tocado la historia de Reichelt, un hombre modesto con un suelo grandioso, por el que estuvo dispuesto a sacrificarlo todo, incluso la vida
ResponderEliminarbesos,
!Que locura es lo primero que se me ocurre decir!
ResponderEliminarPero debo admitir que gracias a hombres como él con perseverancia se lograron muchos objetivos... de los errores aprendemos.
Una entrada excelente, te dejo un fuerte abrazo!
Desde que el mundo es mundo el hombre ha tratado de emular a las aves. No se si podríamos llamar fracaso al proyecto de este hombre. Bueno fracaso lo fue para Él pero debido a ello se fueron corrigiendo detalles para futuros vuelos. Lo que no se puede negar es el valor que lo echó. Da Vinci lo tenía más claro pero no sé, de que diera ningún salto. Gracias Jorge por este nuevo reportaje informativo. Mis respetos al señor Reichelt y a su innegable valentía. Abrazos.
ResponderEliminarMuy interesante tu blog,muchísima información,muchísimo trabajo! Excelente! Gracias por pasarte por mi blog y dejar tu comentario!
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